Año 2016
Siempre
nos quedará Paris. Casablanca (1942)
Nuestro
romanticismo nos ayuda a recordar lo que le dijo Bogart a la Bergman, pero nuestra
memoria selectiva quizá nos hace olvidar la pregunta que ella hace justo antes:
¿Y qué será de nosotros?
El difícil balance
entre responsabilidad y romanticismo. Y es que el coraje no debería suponer
sacar pecho o lanzar órdagos; ello conllevaría siempre el riesgo de echar por
la borda cualquier propuesta. Incluso las románticas...
En
cambio, la fuerza de la voluntad ampliamente trabajada y consensuada es
imbatible. Hace unos meses, en la conmemoración del cincuenta aniversario de la
marcha de Selma, el Presidente Obama decía más o menos esto:
No fue un choque de ejércitos, sino de
voluntades; una lucha para determinar el verdadero significado de América. Y
gracias a esos hombres y mujeres, finalmente triunfó la idea de una América
justa e incluyente, de una América generosa.
Es la idea de generaciones de ciudadanos
que creyeron que el amor al país requería más que cantar sus himnos o evitar
sus verdades incómodas. De vez en cuando necesitamos hablar alto y fuerte;
sacudir el statu quo. Esto es lo que nos hace únicos. Porque Selma nos enseña
que América no es el proyecto de una sola persona; la palabra más poderosa en
democracia es la palabra nosotros.
Y nosotros, cuanto más diferentes, mejor.
No cerremos las puertas a nadie. Las mías estarán siempre abiertas para ti. Te
espero allá donde esté y se llame. Seremos pacíficamente nosotros.
Un abrazo,
Oriol Rius-Sabaté
New York, diciembre 2015
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